Hay otra ciudad. Una ciudad a menos de una fracción de segundo, a una grieta, una fisura. Una ciudad escondida frente a nosotros. Una ciudad que los escritores conocen como la palma de su mano. Rosario, la ciudad textual
miércoles, 8 de mayo de 2013
Virgilio Piñera - En el insomnio
El hombre se acuesta temprano. No puede conciliar el
sueño. Da vueltas, como es lógico, en la cama. Se enreda entre las sábanas.
Enciende un cigarrillo. Lee un poco. Vuelve a apagar la luz. Pero no puede
dormir. A las tres de la madrugada se levanta. Despierta al amigo de al lado y
le confía que no puede dormir. Le pide consejo. El amigo le aconseja que haga
un pequeño paseo a fin de cansarse un poco. Que enseguida tome una taza de tila
y que apague la luz. Hace todo esto pero no logra dormir. Se vuelve a levantar.
Esta vez acude al medico. Como siempre sucede, el médico habla mucho pero el
hombre no se duerme. A las seis de la mañana carga un revólver y se levanta la
tapa de los sesos. El hombre esta muerto pero no ha podido quedarse dormido. El
insomnio es una cosa muy persistente.
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