Los perros y las tumbas
Este es un día de esos
donde todo el tiempo debo
repasar
a conciencia, digo
renglón por renglón, leyendo
hasta la letra pequeña que
nadie lee
esas razones por las cuales
hoy comprendo
el por qué no estás acá, y hasta puedo entender
por qué es mejor que no
estés.
Por eso, cuando me miro,
y descubro que una parte de
mí sigue ahí,
desobedeciendo mis
conclusiones
tan empeñosamente
trabajadas,
de una forma casi suicida,
necia,
casi escalofriante, sin
atender adioses,
siento que soy un poco como
esos perros
que muertos sus dueños, se
quedan junto a sus tumbas
esperando por retornos
inútiles
(aunque dentro suyo lo
sepan, eh).
Yo sé que en el fondo
también los perros
sienten, sentimos,
que nada tiene sentido, pero
a la vez
una parte de nosotros nos
hará morir ahí,
apegados a lo frío y mustio
de las cenizas
porque un por las dudas
alcanza
para justificar lo que nos
sigue atando a lo insano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario