viernes, 5 de abril de 2013

Insomnio intersticial

Ella aprendió a dormir sin que nadie le enseñara, no nació durmiente. Se hizo. El flagelo de cerrar los ojos ante un pleural insomnio, prolongado y efímero, retraído y pudoroso, sofisticado y transeúnte. Cerrarlos de a poco como a una cortina de hierro, hasta acomodar la oscuridad del sueño, aprendió a dormir como quien aprende a hablar. El lenguaje onírico de la noche moderada en el festejo de unos perros callejeros que tampoco duermen porque no pueden aprender, salvo el hábito. Su costumbre o su reflejo condicionado. Y cuando ella duerme pasan cosas entre los insomnes, pasa del hambre a la tormenta, del engaño a los médanos, pasan cosas probadas e improbables, pasan casos extraños y casas de antaño. Pasa también la vigilia y sus coordenadas para interpretar lo que creemos es verídico. Pasa lo que queremos creer, pasa lo verídico.

Fabricio Simeoni

No hay comentarios:

Publicar un comentario